Desperté un día gris de invierno, la lluvia de Lima mojaba mi rostro y el olor a café me obligó a cambiar mi camino. Entonces una serie de pensamientos se presentaron de pronto. Un frío me estremeció, me percaté de todo lo acontecido hasta esa mañana y comprendí que había dejado pasar mi vida sin mas novedad que algunos cartones que llevaban mi nombre.
Me pregunté si me habia equivocado en algo, si me falto vivir... y con aquella pregunta seguí caminado. Pero el molesto café se volvió a aparecer y desvíe mi camino.
Seguí varias cuadras deambulando, de la Av. Abancay a Miroquesada y así hasta perderme en infinidad de calles pequeñas del Centro Lima. Me pregunté muchas cosas y me reprochaba otras. Entonces vi pasar una antigua amistad y con un gesto coqueto, comprendí que hay muchas cosas que no viví porqué no quise.
En ese momento supe que un cambio se tenía que lograr, sin pensarlo sonríe y acepte la invitación de un nefasto café...
domingo, 2 de agosto de 2015
martes, 14 de julio de 2015
Respuesta
Le pregunté a Dios si iba a morir y Él me respondió.
-Hoy no -
-Hoy no -
Entonces traté de seguir, todavía con dudas y muchos miedos. Me encomede a todas las medicinas conocidas por el hombre. Porque aquella respuesta me calmó. La enfermedad se aletargó y yo feliz continúe.
Hasta hoy que siento recaer, entonces tomé valor y te volví a preguntar. Y ahora se que este año continuaré y que Tú me guiarás a donde sea que tenga que ir. Solo necesito un poco más de valor y paciencia.
lunes, 29 de junio de 2015
EL FINAL
El sabio viejo respondió,
la insensata pregunta:
-Se escapan los días, el final
de la vida, de nuestro presente que se vuelve consciente que el mundo fenece
inevitablemente… Destruir todo, no es parte de nuestra condición humana, pero
algunos matan y nosotros no hacemos nada. Pero sé que nos falta poco, para
entender al mundo y abrazar nuestro destino-
lunes, 15 de junio de 2015
Bendice
Dios si me escuchas este día solo deseo pedir una plegaria:
Bendice al enfermo; que anda por el mundo esparciendo su amargura. Aquel que se ha llenado de odio y que pasa sus días perdido en la pena.
Que mañana se fortalezca, que se sane para poder volver amar y ser feliz.
Bendice al que no ve, porqué se a quedo ciego a la vida . Para que su estilo de vida permita mirar el dolor ajeno. Que abra a los ojos a la vida de sus semejantes y que se maraville del mundo, al ver la sonrisa en un el rostro ajeno.
Bendice al que no escucha,
porqué solo sabe responder con
indiferencia, que se esconde dentro de su mundo. Que vuelva a escuchar las frases del amor sincero.
Bendice al lisiado, que día a
día vive perdido en la sombra, a la falta de algo que nunca volverá a tener. Que se apoye en el brazo amigo para continuar su camino.
Bendice al que no tiene corazón
porqué lo ha vendido por dinero, que se consiga uno nuevo al intercambiarlo por buenas
acciones y una vida digna.
Y bendice Dios al enfermo, al ciego, al sordo, al lisiado,
al que es débil de corazón, todos ellos enfermos físicamente, pero fuertes en espíritu, ellos enseñan al mundo el valor de la perseverancia, la paciencia y amor a la vida.
Muchas gracias por este día...
miércoles, 25 de febrero de 2015
LOCURA
Era un día frió de julio, cuando se recontaron dos jóvenes en una estación de tren. Él la observó como la joven más bella que había visto. Ella deslumbró su porte de caballero. Se acercaron y se obligaron a presentarse. Un interés típico se volvió una sensación extraña pero agradable.
Durante días se conocieron. Sin embargo un déjà vu apareció. Cada gusto era sabido antes de decirlo. Conmocionados siguieron preguntándose, hallándose iguales en nacimiento, en gustos, en manías y etcétera y ante tanta coincidencia enloquecieron. Desesperados se alejaron, por recelo de saberse tan peligrosamente igual.
Sin embargo con el tiempo se extrañaron como la noche extraña al día y como toda la dualidad de la creación. Cada uno tenía la sanción de vacío y añoranza. La locura de no volver a verse los marco para siempre. Se buscaron por varios años, tratando de encontrar aquella sensación. Pero no se hallaron, era como si perpetuaran un castigo celestial. Como si aquel primer amor descrito por el hombre nunca retornara, quizá por temor de volver a romper con el equilibrio del universo.
viernes, 6 de febrero de 2015
EL GATO Y EL LOCO
Sus ojos esmeraldas traslucían en la oscuridad, su pelaje negro lo hacían invisible en las sombras y sus pequeñas patas aún no mostraban grandes garras. Era un mínimo de cinco meses que solamente se aventuraba a la cacería en las noches, cuando escapaba al tejado y deambulaba entre las sobras. En el día se escondía en una pequeña habitación de una casa sin dueño.
Una noche, cuando el frió helaba sus patas. Sus delicadas orejas lo alertaron. Sus ojos miraban fijamente a la luz, a la espera de alguna presa. Sin embargo el sonido no era de un ratón o algún insecto. Asustando, esperaba que su visitante no sea un humano…
Un loco de apariencia tranquila y de edad avanzada, merodeaba por las calles de Lima junto con muchos bultos, llenos de papel. Su aspecto provocaba repulsión entre sus semejantes. Por ello aprendió a caminar solo y vivir de su propio esfuerzo. Algunas veces en su demencia se preguntaba si tenía familia, anhelaba una cama tibia donde dormir y alguien que se preocupara por él. Un día cuando vagabundea sin sentido, encontró una casa, misteriosa, que lo llamaba a dormir.
El minino se ocultó, no deseaba un compañero y los humanos le generaban desconfianza. Entonces lo observo desde la oscuridad esperando que se marchará, pero el orate se acomodó para dormir. Al principio el gatito estaba dispuesto a confrontarlo, pero al verlo igual que él, solo y desamparado, lo dejo quedarse. Llegaron a convivir tranquilamente, a compartir cuarto y las cobijas.
Una noche un olor desagradable irrumpía en toda el hogar, el gato, que cazaba en el tejado, pensó que aquella peste era una de las nuevas innovaciones del loco, tan pequeño nunca había sentido el olor del fuego. Sin embargo al sentir el tejado tibio, se asustó. El viejo que dormía sin advertir el incendio, despertó de un brinco al escuchar los maullidos insoportables del pequeño. El felino muy asustando lo observaban con miedo. El loco tan frágil como él, se envolvió en una gran frazada y cogió al felino. Se elevaron sobre las brasas, recorrieron toda la casa y empujaron la puerta .
Inmediaciones de la casa, una muchedumbre los esperaba. Los bomberos los auxiliaron brindándole un poco de agua y un poco de oxígeno. Los policías llevaron a los dos involucrados a la comisaria, para determinar la responsabilidad de hecho.
- ¿Papá? - dijo una voz, entonces el viejo recordó… tenía un hogar, tres hijos y una esposa.
Abrazo a su hijo como si no la hubiera visto en muchos años, le presento a gato negro. Entonces su hijo explicó las enfermedades de su padre.
Entonces el gato, el loco y su hijo, se propusieron nunca alejarse y trataron de no perderse en la oscuridad, en la demencia y en la noche.
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