miércoles, 25 de febrero de 2015
viernes, 6 de febrero de 2015
EL GATO Y EL LOCO
Sus ojos esmeraldas traslucían en la oscuridad, su pelaje negro lo hacían invisible en las sombras y sus pequeñas patas aún no mostraban grandes garras. Era un mínimo de cinco meses que solamente se aventuraba a la cacería en las noches, cuando escapaba al tejado y deambulaba entre las sobras. En el día se escondía en una pequeña habitación de una casa sin dueño.
Una noche, cuando el frió helaba sus patas. Sus delicadas orejas lo alertaron. Sus ojos miraban fijamente a la luz, a la espera de alguna presa. Sin embargo el sonido no era de un ratón o algún insecto. Asustando, esperaba que su visitante no sea un humano…
Un loco de apariencia tranquila y de edad avanzada, merodeaba por las calles de Lima junto con muchos bultos, llenos de papel. Su aspecto provocaba repulsión entre sus semejantes. Por ello aprendió a caminar solo y vivir de su propio esfuerzo. Algunas veces en su demencia se preguntaba si tenía familia, anhelaba una cama tibia donde dormir y alguien que se preocupara por él. Un día cuando vagabundea sin sentido, encontró una casa, misteriosa, que lo llamaba a dormir.
El minino se ocultó, no deseaba un compañero y los humanos le generaban desconfianza. Entonces lo observo desde la oscuridad esperando que se marchará, pero el orate se acomodó para dormir. Al principio el gatito estaba dispuesto a confrontarlo, pero al verlo igual que él, solo y desamparado, lo dejo quedarse. Llegaron a convivir tranquilamente, a compartir cuarto y las cobijas.
Una noche un olor desagradable irrumpía en toda el hogar, el gato, que cazaba en el tejado, pensó que aquella peste era una de las nuevas innovaciones del loco, tan pequeño nunca había sentido el olor del fuego. Sin embargo al sentir el tejado tibio, se asustó. El viejo que dormía sin advertir el incendio, despertó de un brinco al escuchar los maullidos insoportables del pequeño. El felino muy asustando lo observaban con miedo. El loco tan frágil como él, se envolvió en una gran frazada y cogió al felino. Se elevaron sobre las brasas, recorrieron toda la casa y empujaron la puerta .
Inmediaciones de la casa, una muchedumbre los esperaba. Los bomberos los auxiliaron brindándole un poco de agua y un poco de oxígeno. Los policías llevaron a los dos involucrados a la comisaria, para determinar la responsabilidad de hecho.
- ¿Papá? - dijo una voz, entonces el viejo recordó… tenía un hogar, tres hijos y una esposa.
Abrazo a su hijo como si no la hubiera visto en muchos años, le presento a gato negro. Entonces su hijo explicó las enfermedades de su padre.
Entonces el gato, el loco y su hijo, se propusieron nunca alejarse y trataron de no perderse en la oscuridad, en la demencia y en la noche.
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