miércoles, 25 de febrero de 2015

LOCURA


Era un día frió de julio, cuando se recontaron dos jóvenes en una estación de tren. Él la observó  como la joven más bella que había visto. Ella deslumbró su porte de caballero. Se acercaron y  se obligaron a presentarse. Un interés típico  se  volvió una sensación extraña pero agradable.  

Durante días se conocieron. Sin embargo un  déjà vu  apareció.   Cada gusto era sabido antes de decirlo. Conmocionados siguieron preguntándose, hallándose iguales en nacimiento, en gustos, en manías y etcétera  y  ante tanta coincidencia enloquecieron. Desesperados se alejaron,  por recelo de  saberse tan peligrosamente igual. 

Sin embargo con el tiempo se extrañaron como la noche extraña al día  y como toda  la dualidad de la creación.  Cada uno tenía la sanción de vacío y añoranza. La locura de no volver a verse los marco para siempre. Se buscaron por varios años,  tratando de encontrar aquella sensación. Pero no se hallaron,  era  como si perpetuaran un castigo celestial. Como si aquel primer amor descrito por el hombre nunca retornara, quizá por temor  de volver a  romper con el equilibrio del universo. 

viernes, 6 de febrero de 2015

EL GATO Y EL LOCO

Sus ojos esmeraldas traslucían en la oscuridad, su pelaje negro lo  hacían invisible en las sombras y sus pequeñas patas aún no  mostraban grandes garras.  Era un mínimo de cinco meses que solamente se aventuraba a la cacería en las noches,  cuando escapaba al tejado y deambulaba entre  las sobras.  En el día se escondía en una pequeña habitación de una casa sin dueño.

Una noche, cuando el frió helaba sus patas. Sus delicadas orejas lo alertaron. Sus  ojos miraban fijamente a la luz,  a la espera de alguna presa. Sin embargo el sonido no era de un ratón o algún insecto.  Asustando, esperaba que su visitante no sea un humano…

Un loco de apariencia tranquila  y de edad avanzada, merodeaba por las calles  de Lima junto con muchos bultos, llenos de papel.  Su aspecto  provocaba repulsión entre sus semejantes.  Por ello aprendió a caminar solo y vivir de su propio esfuerzo.   Algunas veces en su demencia se preguntaba si tenía familia, anhelaba  una cama tibia donde dormir y alguien  que se preocupara por él. Un día  cuando vagabundea sin sentido, encontró una casa, misteriosa, que lo llamaba a dormir.

El minino se ocultó, no deseaba un compañero y los humanos le generaban desconfianza. Entonces lo observo desde la oscuridad esperando que se marchará,  pero el orate se acomodó para dormir. Al principio el gatito  estaba dispuesto a confrontarlo, pero al verlo igual  que él,  solo y desamparado,  lo dejo quedarse.  Llegaron a  convivir tranquilamente, a compartir cuarto y las cobijas.

Una noche un olor desagradable  irrumpía en toda el  hogar, el gato, que cazaba en el tejado, pensó que aquella peste era una de las nuevas innovaciones del loco,  tan pequeño nunca había sentido el olor del fuego.  Sin embargo al sentir el tejado tibio, se asustó.  El viejo que dormía sin  advertir  el incendio, despertó de un brinco al escuchar los maullidos insoportables del pequeño. El felino muy asustando lo observaban con miedo. El loco  tan frágil como él,  se envolvió en una  gran frazada y cogió al felino.  Se  elevaron  sobre las brasas,  recorrieron toda la casa y empujaron la puerta .

Inmediaciones de la casa, una muchedumbre  los esperaba.  Los  bomberos los auxiliaron brindándole un poco de agua y un poco de oxígeno. Los policías llevaron a los dos involucrados a la comisaria, para determinar la responsabilidad de hecho.
-          ¿Papá? - dijo una voz, entonces el viejo recordó… tenía un hogar, tres hijos y una esposa.
Abrazo a su hijo como si no la hubiera visto en muchos años, le presento a gato negro.  Entonces su hijo  explicó las enfermedades de su padre.

Entonces el gato, el loco y su hijo,  se propusieron nunca alejarse y trataron de no perderse en la oscuridad, en la demencia y en la noche.