Casi no tengo miedo, casi respiro tránquila entra la mascarilla y el aire fresco, entre la paciencia de un futuro no tan gris.
Casi no lloró, pero cuando lo hago, rezo y terminó en - Muchas gracias -.
Extraño sentir la lluvia en la cara, las reuniones sin sentido y comer sin miedo en la calle.
Casi no tengo miedo, extraño a algunos amigos que no veré, soy consciente que la muerte deambula, entre las sombras a la espera de otras victimas.
Seremos sobrevivientes de un mundo que no queremos, de un futuro susceptible a continuar sin nosotros, pero estaremos agradecidos de estar vivos dispuesto a observar al sol.